Mientras observo esta hoja en
blanco que se empapa con verdades silenciadas, me pregunto por qué te escribo.
Pero entonces llegas con esos
temores refugiados, y esos sentimientos desequilibrados, y comprendo que no
debo dejar que desaparezcas,
ni tu ni tus miedos, y que debería
quedarme yo con ellos…
Porque escribirte, es solo
una manera más de eternizarte.
de hacerte inmortal de palabra en
palabra.
Lo que no entiendo todavía es cómo
vive el sol sin tu sonrisa,
ni el viento sin tu voz, ni el mundo
si no lo miras…
No entiendo como no se derrumban
las calles, si no pasas por ellas,
ni entiendo tampoco la felicidad de
otros, si no te han tenido nunca a centímetros.
Supongo que si nunca le has dado la
mano a la felicidad,
no aprendes a echarla de menos.
Por eso te pido, que arrases con
todo lo que haya por delante, como un huracán,
que inundes cualquier castillo con
tus olas, como el más fiero de los oleajes,
que vueles lejos, que te
equivoques, que sonrías, que te caigas, que te escondas
que te rindas, que lo intentes, que te atrevas...
Que
vivas…
Pero de mi mano.