Y que se duerma en mi cama
como si no se fuera a derrumbar el mundo
cuando ya no lo mira.
Que entré en cualquier bar de la ciudad
sin darse cuenta de que sus pasos
están haciendo girar el mundo
de los que lo habitan.
Que sonría sin preocuparse
de las flechas que lanza
al pecho de quien la contempla.
Que me susurre al oído que le doy miedo
sin qué sienta como caen mis murallas
cada vez que me respira.
Y tirarme una vida entera sobre su espalda...
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