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jueves, 12 de abril de 2012

El eco del silencio

Vacío, cuando no te falta nada ya por sentir. Dolor.
Culpabilidad, por ser tan insensata de descubrirle lo único que te quedaba a un caza fortunas. Huir.
Lecciones, de cómo ser más fuerte, que no le hacen gracia a tus latidos. Desaparecer.
¿Por qué? Dime, a mí, que de lo único de lo que soy culpable es de no poder fingir.
Tener que comerse las ganas y las lágrimas. Tener que aparentar fortaleza. Debilidad.
El miedo pisando los talones, corres, pero hasta tu propia sombra te delata.
Respira, el humo de esas noches muertas, quema recuerdos.
Silencios. Extraños, mirándose a los ojos.

lunes, 2 de abril de 2012

No una más

No soy ella, y nunca lo seré. No soy el sentimiento de antes, pero puedo ser uno nuevo. No soy el dolor que sentiste, pero tampoco voy a ser el dolor que vayas a sentir. No es que sea distinta, simplemente se dar el respeto que una persona se merece. No es que yo no vaya a huir, sino que me quedaré por alguien que merezca la pena. Y no es que yo le de más o menos importancia a las cosas, sino que cuido a las personas como me gustaría que me cuidaran a mí.
Yo no puedo luchar contra barreras ni puertas cerradas, pero puedo buscar mil y una llaves para abrirlas. Yo no puedo mantener el equilibrio en un terremoto de dudas, pero puedo aferrarme bien fuerte hasta que vuelva la calma. No puedo no quemarme si arden las palabras, pero puedo lanzarme al mar para apagar el fuego. Y yo no soy mejor o peor que nadie, pero si prometo quedarme, lo haré en lo bueno y en lo malo.
Porque yo no soy esta, no así. Y me temo que será misterio.
Que si no es por ti, será por mi.