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sábado, 12 de octubre de 2013

LABRYINT

Una tarde de lluvia más se adhiere esa tinta abrasadora sobre cada una de las palabra que escribe, hoy es uno de esos días, hoy es amarillo... como su pelo.

Se funde en la ceniza de su cigarro y lo ve consumirse, como hace él cada vez que la ve caminar. Jamás se había preguntado el por qué de las cosas, siempre de aquí para allá sin buscar un motivo que le retuviera en ningún sitio, sin pertenecerle a nadie, ni siquiera a su enfermedad terminal. Pero esa mañana de Noviembre todo cambió...

Acababa de mudarse a Noruega, en otro de sus arrebatos de salir corriendo de una realidad que le mataba lentamente. No tenía ni idea de hablar noruego, ni de cómo era la gente allí, ni si quiera sabía donde viviría, pero desconocía todos los secretos que esas calles escondían, y descubrirlo...le ansiaba más que cualquiera de esos problemas. El jueves de esa primera semana, cuando ya se había instalado en un motel de mala muerte que estaba cerca del centro, salió a fotografiar cada rincón de esas calles de casas de colores,naturaleza y nieve.  

Cuando pasaron unas horas, empezó a notar que su tripa no podía llenarse solo de bonitas vistas y whiski barato, necesitaba comer algo y decició hacerlo en un bar que se llamaba LABRYINT (laberinto). Entró, se sentó en una de las mesas más apartadas de la puerta, y comenzó a mirar las fotos que había echo, sin prestarle mucha atención a lo que le rodeaba, pero de pronto..

-Buenas tardes, ¿sabe ya lo que desea tomar?.

Miró hacia arriba y la vio, vio la razón por la que un día decidió mudarse aquí en un plan desesperado, vio una vía de escape a esa mierda de tristeza que llevaba pegada al cuello todo el día, vio por qué ese sitio se llamaba laberinto, porque sus ojos  no te dejaban escapar una vez que los mirabas. 
Y fue en ese preciso instante cuando decidió que había encontrado por fin un sitio donde quedarse, donde empezar a vivir y comenzaría por tomarse allí un cafe, durante el resto de sus días.

CONTINUARÁ...