Ni ver, ni oír, ni hablar

Noto como puedes rozar con la punta de los dedos la felicidad. Has anhelado tanto tiempo esa tranquilidad... Pero ya es sabido que la vida es injusta y dura y no dejará que te relajes; no importa qué, ni quién ni de que manera. Has de saber defenderte ante lo que venga, aunque el motivo no tenga que ver contigo.
Te daré un consejo: no dejes que nadie haga callar tu verdad. Pues al final es lo único verdadero en ti. Dolerá ver, dolerá escuchar y dolerá tener que hablar para protegerte, pero no calles.Si callas te dirán la frase fácil de los mentirosos " Quien calla otorga", no dejes que te digan quién eres ni cómo es tu verdad. Defiéndela y si no te creen, entonces no te conocen y quizá no merecen la pena, pero sólo decepciónate si no mientes.
Esto funciona así,se fuerte.

Fieras inquietas

La normalidad, después de todo, no es tan mala... Al menos no después de un caos.

Siempre dije que lo impredecible, lo incontrolable y pasional era lo mejor, pues no podías hacer nada por evitarlo y al final era ese sentimiento el que te empujaba a hacer cosas que jamás harías cuerdo.Loca, estaba loca. Lo impredecible está bien si la sorpresa es grata, pero si lo que sucede te desgarra por dentro...maldices al azar. 

He llegado a la conclusión de que todos necesitamos adrenalina y pasión en nuestros hechos, pero también necesitamos tener seguridad en que no vamos a arriesgar en una causa perdida. Caóticos pero predecibles. 

Y así soy yo; caótica porque muchas veces ni yo se hacia donde estoy yendo pero predecible porque se nota en mis ojos que sin ti no quiero correr. 

Eres mi locura segura. ¿Preparado?

"En el amor y en la guerra...todo vale"

Capitán: -Eh, soldado. ¿Y usted que hará por navidades?.
Soldado:-Señor, iré a visitar a mi familia,señor
C:-Aah, pero ¿Tu tienes a alguien que te espera en casa?. Que extraño..jajajaja
S:-Si señor, mi esposa y mi hija de 3 años, señor.
C:-¿Eso es porque no te han visto esconderte en las trincheras! jajajaja
S:-No señor, y espero que no tengan que verlo jamás.
C:-¿Qué pasa? ¿Te avergüenzas de ser un cobarde?
S:-No señor, me avergüenzo de no haber visto todavía la cara de mi niña, me avergüenzo de tener que ser precavido aquí, en la guerra, para poder hacerlo. Me avergüenzo de no dormir todas las noches con la mujer que me quita el aliento. Y...sí, me avergüenzo del miedo que siento al pensar que cualquier día puedo perder todo eso por dar un paso en falso. Y usted señor, ¿No siente ese miedo?
C:-Yo no le tengo miedo a nada, joven. Llevo mas de 25 años en la guerra, nada me asusta ni me sorprende.
S:- Señor, yo me refería al miedo de no volver a ver a quien le espera en casa.
C:-A mi no me espera nadie en casa, soldado.
S:-Quizá es a eso a lo que le tendría que tener miedo.Con todo el respeto, señor.
C:-¿A qué debería tenerle miedo soldado?
S:-A la soledad