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sábado, 18 de junio de 2011

Huella dactilar


A veces solemos decir que nos conocemos como la palma de nuestra mano, pero de repente, un día te levantas, te miras al espejo y te preguntas: ¿Quién soy?
Al principio parece absurdo que te hagas esa pregunta… ¿Quién vas a ser? ¡Pues tú!. Pero luego asusta, pues miras tus manos y parece que quizá no las conozcas tan bien. A lo mejor te has convertido en quien la gente dice que eres, o en lo quieren que seas. Puede que simplemente estés siendo quien siempre criticaste u odiaste ser. Quizá seas una veleta, que cambia de parecer según le convenga… No sabes. Ahora dudas hasta de tu sombra, ¿cómo soy? ¿Y…porqué?
La única cosa que tienes claro es que no quieres dejar de ser.
Y la única forma de conseguirlo es no escuchando lo que los demás dicen o piensan que eres, nadie mejor que tú  conoce tus sentimientos, tus valores, tus razones o tus intenciones… Da miedo ser quien realmente eres por el  ¿qué pensará?, por el rechazo, por la transparencia del corazón, pero al final, ser tú es lo único que vale, lo único que puede hacer que una persona se enamore de ti o que decida no hacerlo.
Ahora toca una de ser nosotros mismos, porque sabemos hacerlo. 

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